En la legislación republicana que luego de la independencia sustituyó al régimen colonial español, las funciones municipales que ejercía el Cabildo pasaron a ser desempeñadas, aunque con menor alcance, por las juntas económico – administrativas.

Fue Luis de la Torre, quien propueso en su comisión de agricultura la creación de ferias semanales agrícolas. así, el domingo 15 de abril de 1878 con la presencia del gobernador Lorenzo Latorre y sus ministros, fue inaugurada la primera feria semanal en la Plaza Independencia. la misma que con el tiempo se extendió por el comienzo de la Av. 18 de julio, tenía por entonces dos elementos característicos que hoy nos resultan particularmente extraños: el primero era que a las 10 de la mañana un rematador subastaba todos los productos no comercializados, y el otro era que existía en la feria una sección destinada para que los propios agricultores que venían a ofrecer sus frutos pudieran comprar allí mismo los insumos que demandaba su tarea: semillas, granos, instrumentos de trabajo y hasta literatura agrícola.

Por aquellos tiempos la feria era principalmente eso, una feria. en ella, además de un mercado, permanecía el recuerdo de la tradición europea de las ferias medivales concentradoras de todas las novedades del mundo conocido.

La feria de antaño era una verdadera feria de novedades. naturalmente se vendía de todo, pero además existían atracciones en teatrillos o se hacían demostraciones de forzudos, se tiraba al blanco y se exhibían placas fotográficas estereoscópicas que la mayor parte de las veces eran de dudoso gusto. este sistema cayó pronto en desuso por lo que las autoridades intentaron alejar la feria hacía los suburbios, disponiéndose el cambio.

Primero a las inmediaciones de la Plaza Cagancha (primero en la calle Queguay, llamada Paraguay luego de 1915, y con posterioridad en la calle Ibicuy al norte que hoy es denominada Rondeau) y luego a un terreno baldío que existía donde hoy se levanta el palacio municipal, antes de dividirla en dos aún más alejadas.

A partir del domingo 3 de octubre de 1909: una se extendería por la calle Cuareim desde Av. Agraciada (hoy, en ese tramo, llamada con el interminable nombre de Av. del Libertador Brigadier General Juan Antonio Lavalleja) a la calle Guatemala en el barrio de La Aguada, la otra desarrollada en el barrio del Cordón por la calle Yaro desde 18 de Julio a La Paz no es otra que nuestra mismísima feria de Tristán Narvaja. 

En el año 1933, el gobierno departamental de la época, dadas las necesidades de alimentos, generadas por la situación socio económica, crea 11 ferias francas. Éstas estaban atendidas por personal municipal, comercializándose en ellas papas, carne y pan. Otra modalidad de abastecimiento empleada por la Intendencia Muinicipal de Montevideo fueron los mercaditos municipales vecinales.

En el año 1947, la Comisión Nacional de Subsistencia cuyas funciones son ejercidas hoy por el Área Defensa del Consumidor, crea la gran mayoría de las actuales ferias alimentarías; en estas se instalaron puestos de comerciantes y de productores que se iniciaron como vendedores de sus propias mercaderías.

La feria tradicional de la época funcionó sobre la explanada de la Intendencia Municipal de Montevideo (a la entrada del edificio de la comuna), indicando la importancia otorgada al fenómeno de comercialización a través de las ferias de dicha época.

La administración de estas ferias alimentarías ha sido mantenida desde su creación por organismos dependientes del Ministerio de Economía y Finanzas dado que el principal valor de las mismas está centrado en su importancia económica como reguladora de los precios de los productos hortifrutícolas.

Ya en 1955 funcionaban un total de 157 ferias en 119 diferentes puntos del departamento de Montevideo, de las cuales 118 eran ferias alimentarías administradas por la ex– Subsistencias (hoy Área Defensa del Consumidor), y las 39 restantes ferias mixtas y especiales que son administradas por la Intendencia Municipal de Montevideo.